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¿Cómo manejas tus preocupaciones?

¿Te consideras de las personas que viven preocupándose por todo?


Un manejo de atención plena, evitando en exceso las preocupaciones puede llegar a disminuir considerablemente los niveles de estrés. Pero ¿cómo hacerlo?


Hemos aprendido a estar preocupados casi siempre... por lo que tengo, lo que no tengo, por la política, por el medio ambiente y eso a la larga nos va mermando, anímica y físicamente. Las emociones derivadas de la preocupación como pueden ser el enojo, miedo o tristeza, pueden llegar a modificar nuestro estado de ánimo afectando a la larga nuestra salud física o hasta mental.

Lo más importante es que empezamos a crear y formar hábitos de pensamiento negativo, esos hábitos a la larga serán creencias limitantes que más allá de generarnos posibilidades de solución, nos pueden generar niveles de estrés elevados, el estrés generará mayor preocupación y empezamos así un círculo vicioso. Es necesario sustituir esos pensamientos por pensamientos positivos que generen ¡creencias empoderadoras!


Si reflexionáramos seriamente sobre cuántas de las preocupaciones que nos generamos en el día o en la semana, llegan a convertirse en realidad, veremos que tal vez sólo el 3% de las preocupaciones diarias se vuelven realidad.

Carnegie (1985), nos proporciona en su libro un método de 3 pasos (según Willis H. Carrier) para manejar las preocupaciones ante un problema específico, aunque tiene ya algunas décadas que lo publico, considero sigue siendo útil y aquí les comparto un resumen:

Paso 1 – Analizar la situación valientemente y con honradez y visualizar el peor escenario posible


Paso 2 – Después de imaginar lo peor, aceptarlo si resultara necesario


Paso 3 – De ahí en adelante, dedicar con calma su tiempo y energía en tratar de mejorar lo peor.


El analizar el peor escenario posible con la mayor objetividad posible ante un problema, puede generar alivio; al aceptar o “abrazar” esa situación podemos utilizar esa energía de la preocupación en la búsqueda de la solución en el aquí y ahora; eso promueve el que nos ocupemos en el tema en lugar de que nos preocupemos.


Una característica de las preocupaciones excesivas es que de algún modo nos nublan la razón. Por el contrario, el generar pensamientos positivos y el pensar en el aquí y el ahora favorecen la claridad y el orden mental lo cual nos permite dar espacio a soluciones creativas al (los) problemas que nos preocupan.


Otra fuente de preocupaciones que puede surgir viene derivado de la “autoexigencia”. Cuando existe una necesidad de que todo salga perfecto, se genera control. Aunque el control es necesario, si éste excede los propios límites; puede derivar en una preocupación continua por los resultados. Para evitar este tipo de preocupación puede ayudar aprender a priorizar a qué le damos más o menos importancia y tratar de fluir con las cosas; esa libertad del fluir genera tranquilidad.

Si bien pueden ser muchas las causas de tus preocupaciones, quise tratar aquí sólo las más frecuentes. Aprendiendo a reconocerlas y manejarlas puedes generar una mejor calidad de vida y controlar el estrés por preocupación.

Si deseas más información sobre cómo salir de la zona de preocupación y llegar a la zona de influencia no dudes en contactarnos.


Excelente día

M. Romero


Dale Carnegie. (1985). Como suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, S.A.

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