¿Qué se ha roto en tu vida?
¿En tus cosas, en tus relaciones, en tu trabajo, en tu corazón?
La vida “quiebra” aquello que ya no necesitamos, aquello que dejó de funcionar o aquello que requiere cambiarse. Se pueden romper por ejemplo cosas materiales, nuestras creencias o nuestras relaciones.
Normalmente sucede que nos resistimos al cambio, hasta que algo se rompe. Hay muchas razones para no cambiar, algunas son: miedo, apego, creencia de que no podremos estar sin eso a lo que nos aferramos, etc. Entre más resistencia, más doloroso o frustrante puede ser el proceso.
¿Qué sucede cuando se fracturan o rompen relaciones?
En caso de las relaciones la complejidad es mayor para poder cambiar, ya que los vínculos, experiencias, creencias, recursos y afectos se rompen y nos hacen perder la posibilidad de continuar con esas vivencias. Por eso puede ser mucho más doloroso o difícil cerrar esos ciclos.
La ignorancia, costumbre o temor a lo desconocido, es lo que nos hace abrazar lo conocido…aunque esté roto. Entonces nos quedamos aferrados como quien se aferra a una esperanza, a pesar de que eso nos genera continuo malestar y desequilibrio.
¡Si está roto cámbialo!
La vida se encarga de mostrarnos cuando algo está rompiéndose o roto, aunque a veces no lo vemos, o no lo queremos ver. Tu incomodidad puede ser el mejor síntoma de que algo no está funcionando como lo deseas. Además nos dedicamos a “remendar” cosas, relaciones y trabajo, pretendiendo que quedarán bien cosidos cuando un remiendo puede no ser suficiente. Tal es el caso de las personas que tienen 10 años con su colchón, no lo cambian por qué ya están muy habituados a él. Sin embargo, ya los dolores de espalda son terribles y por recomendación médica se obliga el cambio. ¡A veces la vida te obliga hacer cambios!
¿Qué quieres cambiar? ¿Qué quieres renovar? ¿qué quieres mover y no te atreves?
Cambiar lo roto no siempre significa eliminarlo, los cambios implican modificaciones, cerrar ciclos o co-crear nuevas alternativas a lo ya existente. Todo es un ciclo en la vida y estos terminan cuando:
- Han cumplido su propósito
- No eran para nosotros y nunca nos generaron bienestar
- Se desgastaron
¡Sin movimiento no hay Vida!, todo fluye, la energía de la vida es flujo continuo y hay que saber movernos a ese ritmo para poder estar equilibrados. Cuando se rompe ese equilibrio las personas se aferran a lo conocido y no generan los cambios o ajustes que necesitan hacer.
¿Qué te quieren decir esas cosas materiales en tu vida que están rotas?
Conocí a una persona que llevaba meses con un teléfono que tenía una esquina de su pantalla golpeada y tenía dificultades para comunicarse eficientemente con sus compañeros de trabajo. ¿Casualidad? Así como estaba su teléfono, estaban afectadas sus relaciones.
También hay cosas que NO están rotas y percibimos que sí y las tratamos como defectuosas. Pueden ser las cosas más hermosas del universo, pero no obedecen a nuestra percepción de bueno o correcto o bello. Esas cosas, no requieren cambiar, lo que requieren es ser vistas con una mirada diferente y apreciadas en toda su bella imperfección.
Te invito a reflexionar, qué sí y que no, requiere cambiarse en tu vida, todo lo que ya no te hace sentir bien vale la pena cuestionarte si requiere modificarse.
Excelente día
Mercedes A. Romero
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