La historia que me cuento, ¿afecta mi trabajo?
Algunas veces las presiones externas, los múltiples compromisos a cumplir y las exigencias naturales de las organizaciones en el trabajo diario, generan en las personas posibles patrones de comportamientos que provocan emociones o pensamientos negativos.
¿Te has “cachado” alguna vez en el trabajo expresando críticas, o sintiendo enojo, frustración o ansiedad?
Es poco común que, en lo cotidiano del trabajo, nos detengamos a revisar nuestras emociones; conviene hacerlo para poder identificar si existe algún patrón de conducta que sin saberlo pueda generar problemas de relaciones con nuestros compañeros de trabajo, con jefes o simplemente tristeza, baja productividad o sensación de inconformidad con nosotros mismos.
Lo primero para poder reconocer un patrón oculto es el “darse cuenta” (término utilizado en la sensibilización Gestalt). Si pudiéramos sencillamente observar cuáles son las conductas más recurrentes cuando nos llegan esos detonadores emocionales, sabríamos qué emoción o pensamiento nos generan.
En una ocasión estábamos dando un taller hablando de emociones, cuando un participante se “dio cuenta” de lo mucho que le enojaba, que después de un gran esfuerzo, su jefe no lo reconociera. Continuamente pensaba: “claro, no aprecia lo que hago, es injusto, uno aquí lidiando con los clientes difíciles…”.
Descubrió después del ejercicio que estos pensamientos le generaban sentimiento de frustración o de víctima y provocaba también indirectamente que su jefe o superior lo trataran en consecuencia. En su caso se dio cuenta según lo expresó, de que él no era capaz de reconocerse a sí mismo y que pocas veces daba valía a su trabajo.
Al despersonalizar los eventos de nuestro trabajo que más nos irritan y simplemente ser observadores como en una película de los patrones de nuestro diálogo interno, resulta más fácil poder modificar los comportamientos que nos afectan.
Es común también encontrar en nosotros mismos nuestros propios saboteadores internos (ej: no puedo, no tengo, es demasiado para mí, el éxito es para otros…). Lo primero es aprender a escucharlos, posteriormente puedes reconocer qué te dices comúnmente y sólo así podrás cambiar tu comunicación interior.
Con esto puedes aprender a desarrollar hábitos emocionales para mejorar tu capacidad de respuesta, adaptación y construcción de relaciones productivas para una mejor salud emocional.
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Excelente día
M. Romero
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